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martes, 25 de diciembre de 2012

Feliz navidad


Para todos los amigos con mucho amor y sentimiento.
Soy un abuelo baboso y quiero compartir esta sonrisa.
Luis

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Brutal calentura


Pobre Ernesto, estaba recaliente, sentía el deseo brutal de comérsela,  pero ella no se lo permitía, lo mantenía alejado. Y ella era fuego puro.
El queso le chorreaba, la miraba desesperado, el reloj marcaba las 23,55 hs, no podía esperar más, el momento se acercaba, este veinte de Diciembre estaba llegando a su fin, pase lo que pase quería terminarlo comiéndosela, estaba divina, apetecible, imposible perdonarla.
Se arrojó sobre ella, ya nada importaba el mundo terminaba y bajo ningún concepto quería perdérsela, ya estaba jugado, no se podía echar atrás.
No dudó, le dio con todo, se quemó hasta el confín de su ser, la pizza seguía hirviente. Tragando Coca Cola con desesperación para enfriar su garganta, miró el reloj y eran las doce y siete minutos.
-Malditos Mayas, me quemé y nada pasó…
Una rodaja de tomate semejaba una carcajada en la pizza.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Aquellas Navidades



La imagen me sobrecoge, la familia reunida alrededor del árbol, la mesa servida y los regalos esperando la hora de ser abiertos.
Cierro los ojos y mi mente se retrotrae al pasado, la vidriera repleta de juguetes, desde la calle sólo quedaba mirarlos, eran inalcanzables para el magro ingreso de mi madre, miraba arrobado aquellos que nunca podrían ser míos, luego regresar soñando que algún día quizás…
Pasar por casa de amigos donde veía largas mesas repletas de delicias, con música y algarabía. Entrar a casa donde dos platos en la mesa me esperan junto a ella que me mira con una sonrisa, no hace falta más. Comemos en silencio…
Suenan campanas anunciando las doce, tras un beso me da un pequeño paquetito, un autito rojo ilumina mi rostro, un abrazo y un beso…
-¡Papá!
Abro los ojos, mi hija me acerca una copa mostrándome el reloj, comienzan a sonar campanadas entre besos, abrazos y saludos.
En un rincón donde sólo yo lo veo, aquel niño me mira sonriendo mientras se encoge de hombros, han pasado tantos años…

martes, 27 de noviembre de 2012

Ellos están allí.


Ella me preguntó.
-¿Por qué brillan las estrellas, abuelo?
-Porque están felices, ¿ves como titilan? , ese es su corazoncito, que late feliz.
-¿Y porque están felices?
-Porque saben que las queremos, que desde aquí estamos mirándolas, recostados en la hierba y cada una de ellas es un ser a quien amamos.
-¡Huy!, abuelo, mira que grandota es aquella, como brilla.
-Esa, seguro que es tu mamá, orgullosa de verte tan grande, tan buena y tan bonita, y la que está a su lado, es tu hermanito, que se fue con ella.
-¿Y aquella grandota, que esta más allá?, Esta quietita, como mirándonos…
-Esa, es mi mamá, que todavía me cuida.
Nos quedamos en silencio observando aquellas tres estrellas que titilaban en aquel cielo límpido. Pasé mi mano por su cara secando aquella lágrima furtiva y sonreí.
-¡Que lindo tener tres estrellitas que nos cuidan! (Me dijo, abrazándome). Asentí con la cabeza, observando aquellas tres estrellas en que imaginaba a mi madre, mi hija y mi nieto.
-¡Abuelo!, ¿Estas llorando?

sábado, 3 de noviembre de 2012

Fidelidad


Estaba nervioso cuando emprendió él regreso, la demora superó los quince minutos, eso lo molestó, solo se tranquilizó cuando arrellanado en la butaca, él tren comenzó a moverse. Las imágenes se agolpaban en su mente, todo sucedió tan repentinamente, que no alcanzaba a comprender.
Cientos de miradas indiferentes circularon a su lado, es él anonimato que te brinda la gran ciudad, eso lo tranquilizaba, nadie notaria su preocupación.
Él viaje, le pareció eterno, él paisaje a través de la ventanilla, lentamente fue quedando  atrás, pero no lo veía, su mente recordaba los momentos vividos, aquella voz que entre susurros lo quiso impulsar a cometer esa locura. ¿Como había podido dejarse influenciar?, ¿que poder tenia ella para manejar a su antojo su vida?, se sentía una marioneta que solo hacia lo que le ordenaban los delgados hilos que ceñían sus extremidades y cabeza, su voluntad trató de rebelarse pero fue en vano, ahora ya era tarde, al tratar de remediar la situación se sintió confundido.

La conoció, en un momento de su vida en que él vacío lo abrumaba, la miró a los ojos y se sintió atraído, era una mezcla de virgen y demonio, le sonrió, él correspondió de igual manera, su voz era suave y sensual, lo envolvió en un hechizo del que no trató de huir, poco a poco la charla y algunas copas hicieron el resto, cuando ella se apretujó en sus brazos buscando refugio, se sintió un ganador, la noche los envolvió con su manto y la madrugada los encontró abrazados, se sintió pleno. ¿Habría por fin encontrado su destino?

Comenzaron a frecuentarse más seguido, ella comenzó a adueñarse de su vida, su voluntad sólo respondía a sus antojos, creyendo ser feliz no lo notó.

Ya la estación se perfilaba antes sus ojos, él viaje llegaba al final, se mezcló entre la gente al salir de la estación, busco su rumbo y hacia él se dirigió, su casa no estaba lejos, decidió caminar, una luna llena lo acompaño en su ruta, él bar estaba desierto, pero igual se sentó en unas de esas mesas que tantas veces compartió con un café, dejó pasar el tiempo y varios cigarrillos, él café quedo frío, miró la hora, debía regresar. La noche siempre fue su compañera, ahora a su amparo se sintió a gusto, lentamente recorrió él corto trecho hasta su casa.

Era alta y se sabia hermosa, manejaba la seducción con mucha soltura, su esbelta figura era él anzuelo ideal, ningún hombre escapaba a su encanto, él no fue la excepción, y era perfecto para su gusto, un solitario, aventurero, que no dudaría en dar todo de si para complacerla. Le encantaba jugar al gato y él ratón. Si se rebelaba o intentaba poner condiciones, con un mohín, una mirada lánguida, y hasta quizás una lagrima furtiva lo ponía en su lugar.

La esperaba en aquel bar, llegó exultante, la vio acercarse y su corazón latió con fuerza, eclipsado, solo atinó a una sonrisa y un beso furtivo, la tomó de la mano y mientras revolvía nervioso el pocillo de café, la escuchó en silencio, impávido no alcanzaba a comprender como podía pedirle algo así.

Las razones que le daba no lo convencían, su mirada había cambiado, sintió dos puñales que lo atravesaban, estaba enardecida, sabía que si se rehusaba la perdería, él dilema entre sus prejuicios y sus sentimientos, lo abrumó, como convencerla, él sentido común, lo hizo pensar en la victima, y no pudo menos que estremecerse. Pero primó el raciocinio, no iba a permitir que tal demencia lo contagie, decidido aunque confuso se negó. En un ataque de histeria y entre mil improperios, ella se levanto y salió, la siguió tratando de convencerla, pero ya no era la mujer cordial y sensual que él adoraba, la discusión siguió aún dentro del departamento, y las amenazas tomaron un cariz oscuro, no lo pensó mas. Ése era el final.

Ella le pidió, le suplicó, pero él no estaba dispuesto a entender razones, ya lo había decidido, él desenlace era inevitable, y así lo hizo. Ahora ya no lo dominaría, se había liberado, la miró por última ves, ella quedo tendida sobre la cama llorando, él salió altivo dirigiéndose a la estación.

Llegó por fin a su casa, al entrar el gato se acercó a saludarlo, lo alzó y mirándolo fijamente le dijo; “Ésta está reloca, mira si me voy a deshacer de vos para que ella venga a vivir conmigo”.
Él gato agradeció con un maullido… 

viernes, 12 de octubre de 2012

El escrividor


Yo quiero ser pueta, por eso escrivo este livro quiero ser como el cacho quiero,  es pueta y escrivio un libro que esta gueno, tiene la tapas coloradas y una letra grandota.
Yo le conte al laucha que jue a la escuela y save lee, el se cago de risa y a mi que me inporta, yo lo escrivo igual.

El laucha se conpro un auto viejo, ta gueno, el no lavura y siempre tiene guita, yo me la revusco con lo cartone tengo un carro y un yovaca.

Enpese a escrivir y le pregunte al laucha como se escrive rebolber, el me dijo como zuena, yo puse “pun” y el se cago de risa, lo mande a la mierda y segui, e un tarado, lo gua a ver cuando yo sea famoso, no le voa dar vola, no le voa dar.

Mi nobia se puso contenta, lo que voa ser escrividor, me dijo “que lindo guachin” va a se famoso, si no me llega a dar vola te rebiento a trompada savis? Y ojo que te bea con una rubia por ai, le pido el chunvo al laucha y te ago pelota, savis?
Tranqui mi veve, le dije, yo te vua quere sienpre y bo, ba a ser mi nobia sienpre savis? La guacha se puso contenta.
Dise que soy como el borjes, je je!  Sera por lo de famozo? Oy me contaron que el punto era siego.Cuando me pagen voa tener que conprar pilcha, asi no puedo ir a que me den el premio, al yovaca me lo cuida el tito, que es un amigaso, depue le tiro uno peso para que se chupe.

Y me vua raja de la villa, me voa dir a uno de eso depto. De puerto madero voa a se careta yo tanvien.

No se si ecrivir sobre la realida contenporanea o la relacione de pareja, pero lo mio sera mui conprometido, siguro que me ban a inbitar a la tele para que cuente, ui yo se cada fato de la villa…
Aora me bua a descansar me falta un monton para termina este livro pero como estoi de bisio lo vua seguir chau.

Firmado el pueta luis que soy yo.

jueves, 4 de octubre de 2012

El conventillo.


La noche, tiene ese encanto… ¿viste?
El cielo estaba estrellado, un poco fresca la noche, comencé a caminar lento y con bronca, había perdido todo en la timba, no ligué una carta en toda la noche, ¡que lo parió!
Como era temprano, piante pa´ lo de la Paica. En el conventillo vive la Ivette, la turra cobra barato, así que, pensé; desafortunado en el juego, podía ganar en el amor.
Pateando piedras por la calle cuesta arriba, sin apuro, me dirigí al farolito de su puerta. Ahí esta, la Mary, me jode de ella, que siempre espía a través de los bisillos, no se da cuenta que el brillo de los anteojos la delata, pero chusma como es, no le importa, ella quiere tener que contarles las cosas que, a las otras chusmas como ella las vuelven locas. Porque no se busca un macho y se deja de joder.

¡Oh! Ahí salió la otra, la Pirucha, que la va de puritana.
-“Hola Luis, ¿cómo está?” sonriendo le contesté,
-“Aquí me ve, esperando que se decida a decirme que sí, y entonces… usted ya sabe”,
-“¡Noooooooo! Yo soy una dama, y usted sabe que sin libreta ¡jamás!
-Bueno, usted se lo pierde, hice una reverencia, con el funyi en la mano y seguí.
Por saludar a la Maruja casi piso el gato de la Paica, bicho de porquería siempre en el medio.
-“¿Que tal muñeca? ¿Cómo le va?”, me sonrió, me hizo un guiño, saludo con la mano y se metió en la pieza, nunca tuvo novio, pobre mina, va a morir soltera, lástima porque esta refuerte.

En el fondo la Mireya discute con la Paica que le pide lo del alquiler, la pobre no tiene un cobre, también con los seis críos que tiene de donde va a sacar plata, encima los puntos que la llenaron de hijos no le acercan un mango. Pero seguro que ya esta embarazada de nuevo, ésta no aprende más.
A la Paica lo único que le importa es la plata, no les perdona una, es una mal atendida, el viejo ese que esta con ella no sirve para nada, siempre esta en pedo y ella de bronca, se desquita con las otras. No vive, ni deja vivir.

Me mandé pa´ la pieza de la Ivette, aprovecho que el fiolo no esta, lo bueno es que ella me fía y yo la dejo contenta. El punto que la maneja es medio raro, los muchachos lo invitaron, “Che petiso, esta noche arrímate que estamos de asado”,  Respondió que no, el carne de vaca no come, dice que la mandala o no se qué, que es espiritual, no sé de que chacra habla,  ¡qué se yo! ¿De qué la va el coso este?, pa´ mí, que le gusta la carne de chancho. Por algo usa esa colita en el pelo, los guapos lo miran mal.

Ma´ si, yo me ocupo de lo mío, “-Hola reina” (saludé a la Ivette), “Póngase contenta, ya llegó el sol que ilumina sus noches”. Se puso reloca, me saco como rata por tirante,
 “-¡Anda a pedirle fiado a tu hermana!”.
-“Pero mi reina yo….”
-“¡Tomátela infeliz!, anda a buscarte una chirusa barata”. Cuando la vi que peló una faca, me dije; “El horno no está pa´ bollos”, me puse el funyi y salí al patio, todas las chusmas que manyaban el estofado, estaban pendientes y espiando, ¡Harpías!,  para disimular me volví y le dije; “Hoy estoy apurado, mañana si tengo tiempo vuelvo”, me agaché para esquivar el zapato que me tiró y salí presuroso. Ya en la calle sin tener dónde ir, para colmo sin un mango, disfruté ese hermoso cielo estrellado. ¡Que le va chache!
Mi bulín quedaba lejos, pero….
Ahora voy a tener que despertarla a la patrona, espero que no se chive. Pero igual.
La noche, tiene ese encanto… ¿Viste?

domingo, 16 de septiembre de 2012

Amor sin fronteras



Te recuerdo…
Aquel encuentro en la campiña, te vi, tan blanca, los bucles cayendo cual cascada, bajaste la vista cuando me acerque, querías huir, pero te tranquilice con mis palabras.
Te tome por detrás, tu cuerpo temblaba, te arrime a mi cuerpo mientras te susurraba, poco a poco sentí que te entregabas, el silencio era interrumpido sólo por nuestra respiración agitada.
El rebaño nos observaba, alzaste la mirada y mis ojos se encontraron con los tuyos, sobraban las palabras, no se si era la soledad del paraje, el cielo inmensamente azul, la suave brisa que invitaba al amor, solo se que nos unimos en sexo salvaje. No se cuanto duró aquello, pero lo repetimos una y otra vez, así entre balidos y palabras entrecortadas nos fue ganando el cansancio.
Me miraste anonadada, yo agradecido, el rebaño nos rodeaba, alguna oveja se acercó como si quisiera participar, que locura…
Me quedé tendido en la hierba largo rato, disfrutando el momento, luego me vestí, tu sólo me mirabas, el brillo de tus ojos delataban tu placer.
Debía regresar, pero antes te pedí que me sacaras una foto junto a tus ovejas, te reíste por mi propuesta pero igual accediste, no quisiste que te fotografiara, así que con un beso me despedí, me aleje despacio prometiendo volver, mientras quedabas cuidando tus ovejas, mi pastorcita adorada y sensual. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Una tarde de terror.


La tarde invitaba al paseo, brillaba un sol refulgente, mientras una suave brisa refrescaba el ambiente.
Con el grupo de amigos, disfrutábamos aquel momento, cuando alguien sugirió la posibilidad de montar, casi me obligaron, pues no quería hacerlo
-Vayan ustedes, (Les dije) pero insistieron casi me montaron ellos de prepo nomás.
Todo iba bien en aquella marcha lenta y suave, hasta que comencé a deslizarme por el costado de mi corcel, traté de asirme, pero al elevarse este en el aire, rodé estrepitosamente bajo sus patas, luego rodé bajo las de un tordillo, que por suerte no me pisó, seguí rodando hacia atrás y fui embestido por un automóvil rojo, que me despidió a un costado, nada podía hacer yo por detenerme, aterrado terminé bajo un elefante que en ese momento alzaba sus patas delanteras.
Traté de cubrirme el rostro, mis codos sangraban, sentí un fuerte dolor en mi cabeza, fruto del golpe contra el piso, mi jean se había enganchado en la defensa del auto y por ende roto, había perdido un zapato y mi dignidad. Nunca olvidaré la cara de aquel niño que me señalaba burlón.
Mis amigos impávidos no podían creer lo que estaba ocurriendo, todos me gritaban, no alcancé a entender lo que me decían. Suerte que uno de ellos hizo detener el carrusel, porque sino me mato.
Desde aquel día me han apodado “Doble de riesgo”.
¡Bah…!

lunes, 13 de agosto de 2012

Hoy te soñe


Hoy te soñé.
Apretándote contra mi pecho, o quizás
Tomaditos de la mano en una charla cordial
Contándote de la vida, respondiendo tus preguntas
Tratándote de mostrar, el camino por delante
Aquel que te ha de llevar, al futuro que hoy soñamos
Y que será realidad.

Hoy te soñé
¿Sabes como?, tratando de imaginar,
En tu rostro una sonrisa, dulce, como la de mamá
Y con la mirada firme, igualita a la de papá

Te imagino, con todo aquello que el abuelo te pudo dejar
Seguro habrás de heredar, su carácter, su bonanza
Y se acaba de escapar, una lágrima rebelde
por saber que no estará, para compartir la dicha
que yo si podré gozar.

Hoy somos muchos aquellos
Los que esperan nada más
Que en agosto llegue pronto
La cosecha del amor, que tú serás.

Febrero 27 de 2012



Hoy el sueño se ha cumplido
Eres una dulce realidad
Aparte mira que lindo
Esto rima con Pilar

Soy un abuelo baboso
No lo puedo remediar
La vida me ha dado un premio
Al que le puedo agregar
Mis dos preciosas estrellas
Valentina  y Pilar.

Agosto 6 de 2012

domingo, 5 de agosto de 2012

Y entonces te vi


Y entonces te vi.
Confieso que muchas veces te soñé, pero en aquel momento solo deseaba verte, te había conocido a través de una pantalla, era el momento culminante, por fin te tendría.
Me sentía un adolescente virgen de amor, tan tonto por no tener palabras a mi edad, pero era como mi primera vez, en ese momento por fin conocía el verdadero amor. Algo que nunca había imaginado de esa manera, pero  que ansié desde siempre.
Cuando me tranquilice y pude ver en tus ojos ese brillo y algo más que no se describir, note que algo nacía dentro de mi. Entonces comenzó este camino hacia la paz interior, a sentir, a disfrutar cada instante, soñar despierto, luego, el roce de tu piel fue lo máximo.

Y ya no pude vivir sin tenerte, sin escuchar tu voz,  leer un mensaje casual, esto alteraba mis hormonas. Sentí que crecía.
Nunca había disfrutado un cumpleaños como aquel a tu lado, ya el resto del mundo no existía para mí, abrir lo ojos y sentirte a mi lado, la tibieza de tu piel, su suavidad, y sobre todo tu mirada. (Esto es un párrafo aparte).

¿Qué siento cuando me miras?, ¿Por qué no puedo escapar? Que extraño hechizo irradia tu mirada, que me atrapa, y no me puedo defender. Juegas conmigo a tu antojo. Eso te divierte, lo advierto y me gusta, es como sexo tántrico, no lo puedo describir. Pero si lo puedo gozar.
Hoy soy otro, aquel hombre gris quedo lejos, este sueña, escribe, ríe y está vivo. Cuando decae, una palabra, un beso o solo un gesto tuyo lo anima y eleva más allá de su propia estima.
Así como se fortalece cuando te quiebras por algún motivo que te causa dolor, y lo siente como propio, queriendo abrigarte entre sus brazos, cubriéndote con una coraza de amor, para que nada ni nadie te pueda hacer daño.

Hoy quiero sentir a cada instante, el sabor de tu piel, comenzando por un beso casual,  buscar tu cuello, sentir tu temblor, seguir disfrutándola palmo a palmo, despacio por tu pecho, quedarme jugando con tus sentidos,  mientras sigo bajando buscando sabores más fuertes.
La blancura y suavidad de tu vientre me atrae, lo acaricio, lo beso, y cada vez bajo más y más, buscando ese fruto prohibido que me enloquece, y entonces lo encuentro, poco a poco se va humedeciendo, siento su palpitar, su sabor me llena, me enloquece, mientras te enloqueces y llegas a la plenitud del éxtasis, me pides que me detenga pero no quiero hacerlo, te quiero enloquecer mas aún.
Cierro los ojos y me parece sentirte, estoy en silencio y escucho que me hablas, tu respiración es agitada, has reclinado tu cabeza hacia atrás y me pides que entre dentro tuyo, que haga eterno ese momento… y después,  la calma.
Nos miramos, un abrazo nos une más aún. Y…

Abro los ojos, estoy solo. Frente a mi un monitor lleno de palabras que nacieron pensando en vos, ahora caigo en la hora que es.
No importa, por un momento te tuve conmigo, y se que no fue un sueño, todavía huelo tu aroma, mi piel siente tu calor, mi boca guarda tu sabor y todo mi ser se estremece en ese abrazo sin fin.
Ahora que acabo de leer lo escrito, resumo en sólo dos palabras el saber que sos única, y que me das la vida, día a día,  con un reto, una palabra o sólo una mirada.

Te amo….

miércoles, 25 de julio de 2012

RW 5487


Rudolp Wasinky, desde el observatorio del Monte Palomar descubrió una pequeña galaxia muy similar a la nuestra, la misma se sitúa entre Cirius  y Andrómena, en ella se destaca un planeta azul al que se bautizó como RW 5487.
Tamaño descubrimiento motivó a la comunidad científica y a la misma NASA a múltiples conferencias y simposios, de los que se decidió enviar una misión al mismo, con la esperanza que podrían encontrar vida en el.

Germán es un tipo por demás despelotado, y no hablar de sus condiciones como conductor, al punto de que su productor de seguros ante el riesgo de perder su trabajo, tomó la decisión de revocarle la póliza. En su carpeta se contabilizaban múltiples accidentes, fruto de su impericia y falta de reflejos, eran dos o tres siniestros mensuales.
En el último causó un múltiple choque entre cinco vehículos y fue el único que salió ileso, razón por la que le retiraron el registro de conductor y su automóvil fue remitido al corralón.

De a pié y sin mucho para hacer, pasaba sus días, cuando se enteró que la NASA buscaba voluntarios para viajar al espacio, no dudó, aunque no tenía idea de que se trataba.
El hecho de ser el único que se presentó, lo convirtió en astronauta. Tras varios meses de preparación y múltiples dolores de cabeza para sus instructores, se decidió la fecha de la partida.

Para evitar posibles fallas, y a pedido de los instructores la misma se realizaría en forma automática, Germán debía concentrarse en la radio.
A la hora señalada y con mil recomendaciones, partió desde Cabo Cañaveral.  Pudo sentir la fuerza de gravedad empujándolo contra el asiento, recién cuando salió de la atmósfera pudo moverse y espiar por el ojo de buey, la tierra se alejaba muy velozmente. Recién en ese momento comprendió la gravedad de su decisión, le esperaba un largo viaje.
Tuvo la suerte de pasar a muy pocos millones de kilómetros de Saturno y  admirar su majestuosidad, y un tiempo más tarde dejando atrás a Urano salió de la galaxia internándose en lo infinito del espacio.
Diariamente mantenía contacto con la tierra, informando novedades, y matando su aburrimiento, el espacio en la nave era bastante estrecho, había perdido noción del tiempo, ya que no tenía días y noches, cada momento era similar al anterior, siempre el mismo paisaje en su ojo de buey. Pero un extraño suceso, lo sobresaltó, de pronto la nave dio un respingo como si su velocidad hubiese sido aumentada cientos de veces, después todo cambió, la vista que le ofrecía su pequeña ventana era diferente, el espacio no era negro,  aparecía como tornasolado, entre violáceos  y rojizos, y a lo lejos divisó un raro planeta, muy refulgente que a medida que transcurrían las horas y se acercaba adquiría un tono azulado, no podía creer lo que se presentaba frente a sus ojos, era más de lo que le dijeron que encontraría.

A medida que se acercaba pudo ver mas detalles del mismo, teniendo en cuenta que la comunicación era muy lenta, dado la enorme distancia, no pudieron comunicarle que comenzaba el descenso, la nave comenzó a perder altura, Germán creyó que era una falla del equipo, por lo que tomó los mandos.
La atmósfera  del planeta era menos densa que la nuestra, por lo que penetrarla fue  menos preocupante y el calor generado menor.
Nuestro astronauta al mando de la nave continuó la maniobra de descenso, controlando todo, excepto la velocidad, la que al ser tan alta le impedía anticipar la maniobra.
Ante su estupor apareció ante sus ojos un intenso tráfico de naves de toda medida, en el cual se encontró inmerso, por suerte su nave era pequeña y eso le facilitaba en parte las maniobras, pero eso no impidió que rozara a varias  produciendo múltiples accidentes.
Cundió la alarma, de inmediato se monto un operativo para detener tamaña amenaza, involucrando a una fuerza descomunal, nunca vista antes.

Tras ser detenido, Germán y su nave  fueron sometidos a diversas pruebas, dado que era un raro espécimen para aquellos seres evolucionados, tras un largo periodo de análisis lograron averiguar su procedencia, y su peligrosidad como conductor.  
Mientras tanto en la tierra Germán había sido dado por perdido, además la misión que ya llevaba muchos años fue desestimada y quedó en el olvido.

Donde no se podía olvidar era en RW5487, que decidieron por considerarlo una amenaza poner a Germán y su nave en una órbita lejana a su planeta y para evitar nuevos riesgos destruir su origen.

La tierra no llegó a entender la razón de tal devastación, aquellas naves llegaron de improviso y casi nada quedo en pie, muy pocos humanos pudieron huir de aquellos seres, que luego de su ataque se retiraron tan rápido como habían llegado.

Mientras tanto Germán a la deriva, trata infructuosamente de comunicarse, solo la estática se oye en su trasmisor, ya no tiene donde anotar los múltiples encuentros que ha tenido en su viaje, para colmo su vejez le está trayendo problemas.

Aparentemente su fama ha transpuesto las galaxias porque desde naves que cruzan su camino lo saludan.
Ahora me pregunto, si en la tierra no ha quedado nadie. ¿Quién va a leer esto?

lunes, 16 de julio de 2012

Recuerdo blanco



Hoy la recuerdo, aunque ha pasado mucho tiempo, cierro mis ojos y  su blancura vuelve a mi mente.
Todo en la vida tiene un porque, ella estaba asustada, no era para menos, entre tantas llegó hasta mi. Yo era nuevo en ese lugar, recién me estaba aclimatando, acostumbrado a la ciudad, cuesta hacerlo.
La tomé de los hombros  y la acerque a mi, con su mirada me preguntaba, ¿Porqué?, sus ojos claros y tristes fijos en mi, penetrantes, cual súplica, me hacían sentir un desalmado.
Sentí entre mis manos como todo su cuerpo temblaba, quería huir, pero yo se lo impedía, su quejido lastimero me partía el alma.
Quería explicarle, aunque dudaba que pudiera comprender, decirle que debía hacerlo, era mi trabajo, no quería hacerle daño, se que no me escuchaba, su terror aumentó a escuchar el sonido agudo de la máquina.
Nada podía hacer, me encontraba en el sur para esquilar ovejas. 

jueves, 5 de julio de 2012

Roberto


-Hola Roberto, ¿Cómo estas?
Hoy el día esta cálido, te veo llegar con tu tranquilidad de siempre, con esa mirada de cariño que siempre me brindas.
Es increíble, pasa el tiempo y cada vez te quiero más, eres mi compañero inseparable,
¿Cuanto tiempo ha pasado? Recuerdo cuando te vi por ves primera, no pude evitar enamorarme, eras, ¿como decir?, lo más hermoso que encontré en mi vida, tu prestancia, tu arrogancia. Vos también me miraste, fue mutuo el flechazo, te seguí, quería poseerte, no fue fácil.

Fue en aquel evento en el country, un desfile de modas espectacular, eran muchos diseñadores famosos. Aquel modisto con sus gestos tan feminoides, su manera estrafalaria de vestir, gestos ampulosos y su séquito de ayudantes y modelos.
Apenas te vio, te hecho el ojo, recuerdo su gesto de admiración, tu permanecías impasible, claro, eras una estrella, me acerque a ti y sólo nos miramos. A partir de ese momento no nos separamos jamás.

Cuando te abrazo, siento tu cuerpo firme, tu pelo suave, tu mirada clara. Son arrumacos, lo se, pero nos gusta compartirlos. La gente habla, pero eso a mi no me importa, realmente te amo.
Cuanto ha cambiado mi vida desde aquél día, recuerdo mi soledad, ella se había marchado, lo nuestro no funcionó, según ella la culpa era mía. Quizás tenía razón, yo había perdido interés, me sentí liberado y comencé a vivir la vida a mi manera, como realmente deseaba, y entonces entraste tú en ella.

¡Épa! Te estas poniendo mimoso, vamos, tranquilízate, ¡No me empujes a la cama!, ¡La oreja no por favor!, me da cosquillas. ¡No muevas así la cola! ¡Basta!.
Ya se lo que quieres, siempre es lo mismo, esta bien, hagámoslo. Trae tu correa y te llevaré a pasear, sólo un rato, porque ya es tarde.
Tú duermes todo el día, yo tengo que salir a trabajar.

viernes, 22 de junio de 2012

El héroe


No recuerdo como sucedió, pero creo que fue en el momento en que apareció aquella bola de fuego en el cielo, era media tarde, todos alzaron la vista siguiendo la estela que dejaba a su paso. Venía perdiendo altura, y fue a caer a orillas del pueblo, por lo que no ocasiono ningún problema, solo una explosión que espanto a muchos animales y asusto al poblado.
Todos salieron de prisa hacia el lugar de la caída, entre el humo y la polvareda lograron divisar a esa esfera brillante no tan grande, que se encontraba en perfecta condición.
Un curioso se arrimo hasta ella.
- ¡Cuidado que esta caliente!, (grito alguien)
-Parece que esta fría,  (respondió el curioso) queriendo tocarla.
-¡Cuidado que puede tener radioactividad! (Dijo otro)
El curioso arrimo el oído y gritó; – No, no se oye nada, no tiene radio.
Comenzó a golpearla, para ver si era hueca, y de pronto…
Se escucho un zipppp…. Y luego un silbido agudo y profundo, la esfera comenzó a abrirse cual una naranja en gajos, un fulgor amarillento los encandilo, y luego pudieron ver en su interior una masa informe de color grisáceo, que comenzó a palpitar y de a poco comenzó a crecer.

Nadie podía creer lo que veía, una extraña figura comenzó a formarse, primero fue una especie de cabeza en forma de pera invertida, con dos ojos negros que parecían no tener vida, a cada lado dos pequeños círculos cual orejas diminutas y sobre ella una especie de antena.
El cuerpo era desproporcionado, y comenzaron a ver dos largos y finos brazos, (Al menos eso parecía) con dos dedos con forma de sopapa en cada uno. Ya la altura era impresionante, la extraña criatura comenzó a moverse sobre lo que parecían pequeños tentáculos, todos miraban absortos, un perro se arrimó a ladrar muy cerca, el monstruo se detuvo y de su mano surgió un rayo violáceo  que achicharro al animal, entonces todos huyeron despavoridos.

-Llamen a la policía, (gritó alguien) mientras todos corrían buscando refugio.
Al llegar, los policías ayudados por algunos civiles se enfrentaron a la criatura, la que los ignoró dado que nada podían hacerle, las balas le rebotaban en el cuerpo, ante la desesperación dieron aviso al ejército que acudió con armas pesadas, las que atacaron sin éxito, el monstruo que con un potente rayo que brotó de sus dedos, achicharró a los tanques de última generación, entonces cundió el pánico.

Una escuadrilla de cazabombarderos lo atacó con misiles los que enfurecieron aun más a la bestia. Uno de ellos pagó cara la osadía, y terminó cayendo envuelto en llamas, el piloto por suerte pudo eyectarse y salvó su vida.
Una mujer señalando al cielo donde una estela se acercaba suspiró aliviada y todos gritaron al unísono; ¡SUPERMAN!, el hombre de acero se enfrentó al alienígena que por toda respuesta emitió un rayo verde que casi lo aniquila, con Superman derrotado ya nada quedaba por hacer.
Ante la desazón de todos, el monstruo siguió su camino rumbo al pueblo, destrozando todo a su paso.

Toribio había comprado una vieja carretilla, la llevaba para su rancho cuando se cruzó con el monstruo y este la volatilizó con su rayo. Presa de la ira, el hombre sacó su cuchillo caronero y se enfrentó decidido a hacerle pagar caro su osadía, pero el alienígena parecía tener una fuerza de imán, que arrebató el arma de las manos de Toribio. Hombre acostumbrado a no ceder jamás al verse desarmado no se amilanó, se quito una alpargata, y se dirigió al la bestia, la alpargata ya tenia un largo tiempo de uso, y estaba impregnada del aroma de los chiqueros ya que Toribio criaba lechones, alzó su brazo armado con esta, flameando los flecos de la suela al aire, ¡Y sucedió!

La bestia se detuvo, Toribio no, se le fue encima mientras ella trataba de huir, pero al parecer no tenia capacidad para retroceder con rapidez, fue entonces que Toribio se le hecho encima, castigándola sin piedad, un golpe certero en la cabeza fue mortal, esta comenzó a desinflarse hasta quedar reducida a una masa informe de color amarronado, Toribio enardecido gritaba en guaraní, y todos lo vivaban, en su brazo derecho en alto aun flameaba la alpargata, y desde lejos se apreciaba su aroma.

Todos se acercaron a felicitarlo, Superman le dio un caluroso abrazo, las autoridades lo saludaban, era “El héroe”, Toribio mostraba orgulloso su alpargata, las cámaras de televisión llevaron su imagen a todo el mundo.
Los brindis se multiplicaban y ya había perdido la cuenta de la cantidad de copas, por lo que profiriendo un grito de triunfo dijo:
-Ningún motrú me va a venir a llevar por delante, ¡Carajo! Y sacudió con violencia la alpargata contra el piso, que sonó como una explosión que me despertó. Un rayo de sol se reflejaba en la pared, miré el reloj, se estaba haciendo tarde, no quedaba mas remedio que levantarse e ir a trabajar.
Al salir con el sol de frente creí ver una bola de fuego muy alto en el cielo, pero creo que solo fue mi imaginación.





martes, 5 de junio de 2012

El ingeniero


El trepidar del tren lo despertó, tras el sobresalto alzo la mirada, quedó por instantes viendo pasar momentos de su vida.
El brillante universitario, primero en su clase, futuro ingeniero. Que luego habría de ser premiado, becado y hasta mimado por sus pares y la sociedad.
En aquellos años todo era fantástico, nada se interponía en su camino, tras recibirse con honores, viajo a Europa para realizar un postgrado, hizo amigos y conexiones importantes, las que le valieron un puesto en una empresa multinacional de primer nivel.

Joven, emprendedor y sobre todo brillante, ascendió rápidamente radicándose en Barcelona.
Sus proyectos lo hicieron famoso dado que eran de gran envergadura y sobre todo por el modernismo y la calidad que les infería, no dejaba detalle al azar, así fue como por estar en los círculos más importantes de Europa, frecuentaba fiestas, agasajos y todo aquello que reuniera a la elite de la sociedad.
En uno de esos encuentros, la conoció. Algo la hacía especial, no dudó y trabó conversación, primero en un grupo que de a poco se fue reduciendo, hasta quedar solos.
-¡No me digas que eres también argentina!, ¡No lo puedo creer! que pequeño es el mundo.
Ambos vivían en Barcelona, así que comenzaron a frecuentarse, y la amistad fue más allá.

Ella era muy obsesiva, y pronto comenzó a ahogarlo con sus caprichos y pretensiones, convirtiendo la convivencia en insoportable.
Sus estudios de filosofía la ponían de mal humor, y descargaba sus problemas en la relación a punto de volverla insostenible.
El comenzó a mermar su atención en el trabajo, y por consiguiente, las cosas comenzaron a salir mal, siendo reprendido casi a diario, su mente no podía coordinar y ella renovaba día a día sus pretensiones, obligándolo a desatender sus obligaciones, por lo que fue transferido a un lugar remoto en territorio africano, ella por supuesto no lo acompaño.

Para colmo todo empeoró dado que era una zona de conflictos raciales, siendo blanco su vida se complico, y su trabajo aún más, cada día surgía un nuevo conflicto con los trabajadores, los que no eran gente idónea, así el proyecto fue directo al fracaso, tras una revuelta política la empresa abandonó el país, dejándolo librado a su suerte.
Esta ya era mala cuando contrajo una enfermedad tropical que casi lo lleva a la muerte, sin recursos y enfermo consiguió a través de una embajada salir del país, retornó a su ciudad, de donde hacía tantos años había partido, ya nada era como antes, su familia se había mudado al sur, no tenia dinero, tampoco trabajo, ninguna referencia como ingeniero ya que todo lo hizo en Europa, aquí nadie lo conocía.

Con la salud quebrantada y sin una puerta para golpear y pedir ayuda, terminó en la calle, comenzó a deambular, esa noche al despertar dormía bajo un puente. Ahora mira como las luces del tren se pierden en la distancia.
Mira el cielo y pregunta; ¿Qué paso?...

domingo, 27 de mayo de 2012

Admiración


Cuando la vio, supo que ella, era la que siempre había soñado, lo deslumbró con su belleza, tras su aparente fragilidad, se advertía su firmeza, se regodeó admirándola, era perfecta, ni un gramo de más.
Esbelta cual bailarina, supo al instante que era italiana, deseo abalanzarse sobre ella, sus manos ansiaban acariciarla, la blancura de su piel lo encandilaba, ¿Cómo podía existir algo así?
El hombre que la poseía no le permitiría tocarla, era muy cara a sus sentimientos, a la par que su orgullo, cuantos lo envidiaban.
Dio un par de vueltas alrededor, sin quitarle los ojos de encima, incluso comentó su belleza con otro observador.
La rodeaban muchas otras pero ella se destacaba, era el blanco de las miradas. Desde los altavoces anunciaron la partida, y hacia allá fue, se estaba por largar la carrera, el se quedó con su vieja bicicleta, admirando aquella que por su costo le era inaccesible, y así transcurrió la tarde.

viernes, 18 de mayo de 2012

Alma de pájaro.


Hola Santiago, hoy te miro a través de tu ventana, ha pasado el tiempo, ¿que raro no? Me miras y sonríes, no comprendes que te impulsa a ver en esa pequeña ave algo especial, un pájaro que te mira interrogante, que parece dispuesto a cantarte sólo a ti.

No me reconoces. Claro, he cambiado, dista mucho de aquella imagen que tenias, un muchacho de tu misma edad, bullanguero y silbador, que disfrutaba tu enojo cuando palmeaba con demasiada fuerza tu espalda, haciéndote trastabillar.
Recuerdo tu dolor cuando me despediste, mi esencia lo pudo sentir, tan larga amistad nos había unido cual hermanos, y ahora así de repente debíamos separarnos. Todo fue muy rápido, no pudimos despedirnos, llegaste corriendo con desesperación pero ya nada se podía hacer, crispaste tus manos mirando el cielo y preguntando ¿Por qué?

Ha pasado algún tiempo (Para ti por supuesto, yo ya soy atemporal)
¿Te agrada mi canto? Veo que si, disfruto ver que te llega, que te alegra el día, pero tú sigues imbuido en tu trabajo. Como te enojabas cuando te obligaba a dejarlo para compartir lindos momentos, luego por supuesto se te pasaba, te complacía aquellos minutos o quizás horas de ocio.
Aquellos encuentros de fútbol, siempre discutiendo, tu carácter siempre imponía una reyerta, y como compinche me involucraba, terminábamos con una (o varias) buena cerveza y el consabido comentario.

Cada tanto me miras, en tu rostro noto que algo te perturba, buscas algo en mi, tu cerebro te indica que soy algo especial para ti, pero no puedes descifrarlo, eso te distrae de tu trabajo, y no parece molestarte.
Cada ves que giras tu mirada hacia mi suelto mis trinos, sacudes la cabeza y alegre sigues en lo tuyo. Ahora te paras y te acercas a la ventana, me miras extrañado, porque aún permanezco allí, casi al alcance de tu mano. Que extraña vivencia, a pesar de lo ocurrido seguimos juntos, casi puedo adivinar lo que piensas, esas dos pequeñas gotas que brotan de tus ojos me lo dicen.
Si amigo, soy yo, no te equivocas.

¿Recuerdas cuando ansiaba volar? Que ilusionado estaba,  mi obsesión eran los pájaros, admiraba su vuelo, tan libres, y mírame ahora… ¡Puedo volaaaaaaaaar!
Me voy amigo, pero cada mañana volveré a tu ventana. Seguiremos juntos.
¡Volveré Santiago!
Cada día ¡Volveré!....

viernes, 11 de mayo de 2012

El Zoilo


Allí en medio de la nada, estaba la vivienda, era un rancho con paredes de adobe y techo de paja brava, al acercarme noté que no tenía puerta, un trozo de trapo de color azul oficiaba de la misma, detrás pude observar que había un corral.
Ya en la galería ví una abertura tapada con un madero, que debía ser una ventana. Al entrar un escalón marcaba un importante desnivel hacia abajo, el piso era de tierra, y había desparramados restos de comida de la noche anterior.
Al girar la cabeza noté que sobre una repisa, estaba un candil casi sin combustible, un mazo de cartas, con mucho uso y una fotografía vaya a saber de quién.
Sobre un catre algunas prendas desparramadas y un poncho desflecado. Una púa había marcado el frente de una vieja guitarra a la que le faltaba la tercera cuerda.
El, estaba sentado sobre un viejo baúl, su aspecto era grave, vestía bombachas muy gastadas, una camisa que alguna vez fue roja, las alpargatas denotaban el paso del tiempo y el terreno fangoso.
Con el pucho apagado entre los labios y un fuerte olor a ginebra, contestó a mi saludo, pero sólo con un movimiento de cabeza, mantuvo fija su mirada en mí.
Me sentí incómodo, el perro no me prestó atención, sólo se rascó y siguió durmiendo, me  quedé parado junto a la puerta mientras trataba de hilvanar las palabras.

-Yo andaba buscando un lechón sabe, alguien me dijo que usted podía tener.
 “-¡Ahá! Le han dicho bien, (hablaba) lentamente se levantó, mientras me preguntaba de cuántos kilos lo quería, le comenté que lo prefería chico. Al ir saliendo hacia el patio noté que había un puñal en la cintura. Era un tanto cojo al caminar, pero altivo.
En el corral, tenía unas batarazas, algunos patos con cría y una yunta de pavos, a unos veinte metros si estaba el chiquero, al llegar me dijo;
 “-Fíjese cual le gusta”. Había más de una docena de cerdos, el que elegí tendría unos doce kilos, se ofreció a entregármelo limpio, me pareció bien y saqué el dinero para pagarle. Cuando, de pronto, sin mediar palabra, sacó el puñal y se me vino encima, quedé paralizado, ya sobre mí, me empujó y clavó el puñal en el piso, yo había desparramado billetera, dinero, documentos por el suelo, estaba pálido, sin comprender.

El sonriendo, se volvió y me dijo;
 “-La saco barata, mire”.
Todavía retorciéndose, ensartada por el puñal, estaba una yarará, allí comprendí, balbuceando le di las gracias y comencé a juntar mis cosas, el corazón se quería salir por la boca, él sin ninguna aprensión pisó la cabeza de la serpiente y retiró el puñal, yo por las dudas me alejé.
Ya volviendo al rancho, me miraba y sonreía, sacudiendo la cabeza, mientras yo trataba de recomponerme. Me dijo llamarse Zoilo, hacía más de cuarenta años que vivía allí, y se dedicaba a la cría de animales, que las víboras eran frecuentes por ser zona de cañada.
Me quiso invitar con algo fuerte para que me volviera el alma a cuerpo, según sus palabras. Le agradecí  con la excusa que debía manejar, la ginebra no es para mí.
Saludé a Zoilo y emprendí el regreso, quedé en pasar dos días mas tarde a buscar el lechón. Al partir suspiré aliviado.
Por el retrovisor lo vi saludar y pense;
La saqué barata.

viernes, 4 de mayo de 2012

El momento


El disparo atronó el silencio de la noche.
Tras un momento de estupor me zambullí tras un mueble, y sin pensarlo, rápidamente tome mi arma y repelí la agresión, no se cuantos eran, pero me sentí acorralado, gotas de sudor frío corrían por mi rostro.

A lo lejos pude escuchar una sirena policial, (si pudiera avisarles) apagué la luz, tratando de ubicarlos, pero estaban bien ocultos, quizás fuera un francotirador, con el coraje que me caracteriza , arma en mano, me deslice hasta la ventana para tratar de verlo. ¡Oh! No me percate que el brillo de mi arma me puede delatar.

Cuantas vivencias cruzaron por mi mente, es ese breve instante entre la vida y la muerte, que nos pone a pensar en nuestros afectos, el sentir que podemos perderlos así de repente.
¿Por qué a mi?, ¿quien seria el que me siente su enemigo? Quizás fuera una venganza. Pero ¿Por qué?
¡Me distraje! Alguien viene.

Mi oído me alertó, se acercaba sigilosamente, entonces descubrí por el volumen de su físico que era el gran Boby quien me acechaba, me preparé para atacarlo, pero el se detuvo, no se porque. Me mantuve en silencio, expectante, sin siquiera respirar, cuando escuche que reanudó la marcha, todos mis músculos se tensaron, entonces la escuche…
Totalmente despreocupada y ajena a mi drama me grito;
“-¿Querido, si terminaste de acomodar los juguetes del nene, podes bajar a cenar?”
-Y hace bajar a ese perro gordo, ya te dije que no lo quiero en los dormitorios.

sábado, 28 de abril de 2012

Sir Charles


-Señor, el heredero ha llegado.
-Gracias Edwin, puedes hacerlo pasar.

El notario se volvió a los demás asistentes comentando;
-Ha llegado.
Nadie puedo ocultar su nerviosismo,  el notario continuó con la ceremonia, la tensión se podía apreciar nadie decía palabra, se miraban entre si cada cual especulando con su posición frente a los demás.
                       _________________________________________

Si nos retrotraemos a más de tres décadas atrás, cuando Warren era un don nadie tratando de sobrevivir en un suburbio de Londres, nada presagiaba que pudiera algún día ser un magnate.
Nadie podría ver en ese hombre delgado de pronunciadas ojeras, tan delgado, una barba descuidada, un andar torpe, bebedor consuetudinario a quien llegaría tan lejos.
Vagando por esas calles, recorrió los tugurios mas tenebrosos, conoció gente non santa, habitué de garitos conoció lo más bajo del ambiente.
La noche era su elemento.

Ella bailaba en un antro de muy baja ralea, a escasos metros de los muelles, comenzaron como amigos, hasta que se sintieron atraídos, el se mudó a su departamento, juntos lucharon contra la adversidad, se sintió respaldado, dado que ella tenia la fuerza y convicción que le faltaba.
Jugador empedernido, día a día, jugaba su suerte, la que a veces era esquiva y en otras la bonanza acompañaba a la pareja, un día la diosa fortuna le sonrió, con una ganancia fabulosa, nunca, ni en sueños había visto o imaginado tanto dinero.
A instancia de ella invirtió lo ganado, y la fortuna comenzó a sonreír, primero duplicó el capital, y así fue generando una fortuna apreciable, ella dejó la noche y juntos se convirtieron en personas respetables, (condición lógica que produce el ser millonario) adquirieron un fastuoso palacio, campos y otros bienes.

Un día Charles comenzó a formar parte de la familia, todo era para el, se convirtió en el hijo dilecto. Compensaba con cariño la madurez de la pareja, Warren disfrutaba leyendo versos y poemas, Charles lo escuchaba con unción, su dedicación, sobre todo su aspecto señorial le valieron el título de “Sir”. El hacia gala de esa pompa.
Los viajes se sucedían con frecuencia, la costa azul era la predilecta del trío, donde disfrutaban de la excelente cocina y largas caminatas junto al mar.

Clarens, era un sobrino que acompaño a Warren en su época de delirios, hoy no abandonaba a la pareja bajo ninguna circunstancia, accedía a todos sus pedidos, cual lacayo fiel, dado que así conseguía disfrutar de una vida holgada sin trabajar. Frecuentando a mujeres de la noche, dilapidando dinero ajeno, cual si fuese el heredero.

Volviendo de un fin de semana en Escocia, Warren y su pareja encontraron su final, fue un tremendo accidente, sólo sir Charles resultó ileso. Tras los funerales comenzó la disputa por la fortuna, de la que cada quien a su modo consideraba tener derechos.

Jeremy  Gibons, fue amigo de Warrens, era un abogado de poca monta, con muy poca clientela y muchas deudas, jugador como el extinto, se conocieron en las noches donde disfrutaban el vicio. Muchas de ellas salieron con su fracaso a cuesta a caminar de regreso, otras a compartir copas y mujeres. (Nunca a misa)
Jeremy nunca se caso, no quería desperdiciar la noche, menos aún tener responsabilidades, gracias a la fortuna de su amigo podía disfrutar de una vida holgada, ya que era quien tenia a su cargo la administración de sus negocios.
Hombre fino y elegante, sabía codearse con gente de alta sociedad, por su departamento en la zona más exclusiva de Londres, desfilaron damas muy prominentes a quienes deslumbraba con su verborragia y simpatía, claro que el flamante Aston Martins que conducía aportaba lo suyo.

Debió ocuparse del legado del occiso, el cual sólo el conocía, se trataba de múltiples propiedades, inversiones en bolsa, una imponente pinacoteca, dado que Warren era admirador de muchos artistas, algunos famosos, otros bien considerados pero no con renombre.
Su colección de automóviles incluía cuatro Ferraris y varios modelos de alta gama, que Warren conducía según su estado de ánimo.
Un haras donde criaba caballos de competición con muchos premios ganados, en síntesis una fortuna acumulada a través de casi treinta años.

El notario preparó una audiencia, citando a todos los interesados.
Se fijó la reunión para el martes a las 16 y 30 horas, todos fueron puntuales, solo Sir Charles que llegó treinta minutos más tarde acompañado de Leticia, que era quien se ocupaba de atenderlo diariamente. Recibió como era de esperar demostraciones de cariño, algunas fingidas.
Leticia era una mujer de baja estatura, un tanto rellenita, muy dulce y paciente, soltera empedernida, su largo cabello rojizo y las pecas le daban un aspecto muy especial, hasta se podría decir juvenil. Ella también esperaba su parte en el reparto.

Jeremy Gibons tomó su lugar, a su derecha quedó Sir Charles, el silencio solo era interrumpido por algún carraspeo fruto del nerviosismo. Comenzó leyendo la parte meramente protocolar, y luego comenzó a enumerar las múltiples propiedades y demás bienes.
Sir Charles miraba a todos, cada tanto se cruzaba con alguna mirada tierna, el sólo observaba, poco interesado en lo que Jeremy leía.
Tras una larga hora, llegó el momento por todos ansiado, este hizo una pausa y continuó diciendo:
“Yo Warren… en pleno uso de mis facultades, he decidido dejar  toda mi fortuna a quien me diera todo el amor y la confianza durante tantos años, el es, fue y será mi hijo dilecto siempre, por lo tanto declaro mi legítimo heredero a Sir Charles, y a mi abogado y amigo Jeremy Gibons su administrador, doy gracias a todas las personas que me sirvieron durantes todo este tiempo a quienes Jeremy recompensará según corresponda”
Abajo hay una firma.
Nadie dijo nada, el estupor fue general, todos se miraron, Sir charles imperturbable los observaba, alguien rompió a llorar, otro solo atinó a decir;
¡Le dejó todo al gato…!

viernes, 27 de abril de 2012

Decisión


La magia se había cumplido.
El momento había llegado.
Sentí el calor de tu piel, el brillo de tu mirada denotaba lo que sentías. Al abrazarte sentí el latir alocado de tu corazón, el mío rebozaba de felicidad.
Caminamos en silencio, con los ojos me preguntabas; “¿me querés?”. Te respondí con una sonrisa.
Tu pelo negro reflejaba mil matices a la luz del sol, ese caminar ondulante, sensual, armonioso, te daba una imagen sin igual. Cada tanto me mirabas con ese brillo tan especial y pícaro de tu mirada,
Así fuimos recorriendo la distancia que nos llevaba a casa. Al llegar entramos, vos lo hiciste con timidez, recorriendo el lugar con la mirada, tus ojos se encontraron con los míos buscando aprobación. Todo era nuevo. Mi familia se sorprendió al verte, no esperaban que te llevara a la casa, (pero ya estaba hecho) debían aceptarte, ya eras parte de mi vida y no aceptaría que fueras rechazada.
Cada quien expuso razones para evitar que te quedaras, pero estaba dispuesto a defenderte y realizar mi sueño a pesar de todos, te refugiaste apretándote a mi. Hasta llegaron a decir que eras muy grande. Tonterías.
Me costó llevarte y te quedarías, estaba decidido.
Mientras tanto permanecías pegada a mí, sabias que te protegería.
Deseaba tanto tenerte a mi lado. Hoy sos una realidad, quienes me ven pasear contigo por el barrio, se admiran de tu porte, no es para menos, tus padres fueron pastores alemanes con muchos premios ganados en tantas competencias.
Hoy estas a mi lado y sos mi orgullo.

miércoles, 25 de abril de 2012

Juan


Juan, con su pértiga en alto se quedó mirando el horizonte.
Tanto traqueteo lo agobiaba, era mucho para un día, hacía calor, y no se divisaba ninguna arboleda, el baqueano había dicho que cruzarían el lecho de un arroyo, que no estaba lejos, era un viejo conocedor de la zona. La marcha era lenta, los bueyes tiraban del viejo carretón, que se bamboleaba por el terreno tortuoso, en la inmensidad de la pampa.
 Habían salido de Lobos hacía más de una semana y Santa Rosa quedaba lejos aún. Eran diez carretas muy cargadas, eso hacia más lenta la marcha; al tercer día habían tenido que parar para arreglar una rueda que se rompió, rogaban que no volviera a ocurrir.
La noche anterior, Juan recostado sobre un apero, miraba ese cielo inmenso tachonado de estrellas, era una noche clara, hacia el poniente, vio cruzar una estrella fugaz, le pidió que no se toparan con la indiada, ya que eran pocos y mal armados, Juan tenía un viejo arcabuz que no sabía si realmente servía, los demás algún revólver o escopetas.
Por suerte no llevaban damas, se sabe que los salvajes codiciaban a la mujer de piel blanca, y eso sí era un problema.
Un grito lo volvió a la realidad, habían llegado al curso de agua, bajo su pértiga y azuzó a sus bueyes, la bajada era suave pero el pedregal hacia saltar la carreta.
El descanso fue breve, los animales bebieron, el grupo se deleitó con una mateada, acomodaron la carga y de nuevo al camino, una brisa atemperó el calor de la tarde, el desierto parecía infinito.
Dos días más tarde, mientras se movilizaban por una hondonada, una polvareda lejana los preocupó, el lugar no era apto para la defensa, se encontraban muy expuestos. El baqueano subió a una loma a otear el horizonte, la caravana siguió la marcha buscando un lugar más apropiado, sonriente volvió trayendo tranquilidad, no eran indios, era una tropa que arreaban cuatro hombres oriundos de Santa Rosa, como a la hora se encontraron, llevaban casi cien cabezas, tras el saludo, se presentaron. Uno era hijo del caudillo del lugar y parte de la carga era para su padre, ademas llevaban el mismo camino, tendrían compañía.  
Entre charla a los gritos con los arrieros, fue transcurriendo la tarde, encontraron un buen lugar para hacer noche, tras la cena, bien merecida, se escuchó en la inmensidad de la pampa el pulsar de una guitarra, y voces destempladas al son de una milonga campera. Cada quien buscó el sueño reparador, Juan como siempre contempló las estrellas, podría ser que en algunas de esas que titilan, estuviera quien ya hace más de un año se marchó dejándolo guacho, a pesar que era un joven grande y fuerte, hecho a la adversidad, la extrañaba, y noche a noche, la buscaba entre las más brillantes, sabia que ella estaba allí.
-¡Eh muchacho!, ¿Qué pasa? ¿No te querés levantar?, abrió los ojos y se desperezó. El viejo le alcanzó un jarro humeante de mate cocido, “-Para que te despiertes”, agradeció el gesto y se levantó, luego la rutina, acomodar los animales, asegurar la carga, y continuar el camino, Santa Rosa estaba cada ves más cerca.
La Palmira había quedado en Lobos, le había prometido que a la vuelta se iban a acollarar, y si el cura les daba la bendición mejor, su tata le ofreció una pieza en el rancho, ella estaba entusiasmada, él ansiaba el regreso.
 Abrió los ojos, entre la polvareda alcanzó a ver la carreta que lo precedía, giró la cabeza y hacia el este vio unos nubarrones que presagiaban tormenta, (suelen ser bravas estas en medio del desierto).

A media tarde, la brisa se tornó en viento y el cielo se fue oscureciendo, se venía nomás la lluvia, ojala no fuera con rayos, esos son peligrosos y ademas, espantan la hacienda, por las dudas buscaron un sitio mas alto, si el agua subía mucho quedarían empantanados. Los animales estaban inquietos, el viento era fuerte y la lluvia castigaba, decidieron parar hasta que pasara el temporal. Tras el primer chubasco amainó y se convirtió en una lluvia suave, que duró hasta entrada la noche. Iba a ser complicado encontrar un sitio para dormir, el suelo estaba barroso y había refrescado. Esa noche no habría estrellas, se acomodó como pudo sobre la carreta y añoró a la Palmira. ¿Qué estaría haciendo? ¿Pensaría en el?, en Lobos varios la codiciaban, pero ella le juró fidelidad.
Se durmió soñando con esos ojazos negros, y la picardía con que lo miraba, pero siempre la Chacha la acompañaba, y no permitiría ni un beso fugaz, al volver todo iba a ser diferente. Aún soñaba cuando lo llamaron.
 “-¡Vamos que se hace tarde!”, don Hipólito era un hombre de avanzada edad pero vital, estaba encargado de la caravana y tenia que llegar a Santa Rosa en la fecha indicada.
-¿Qué pasa muchacho?, ¿no dormiste bien? No dijo nada, pero le dolía todo el cuerpo, por dormir hecho un bollo sobre el pescante de la carreta, ¡era un hombre carájo!
Otra jornada dura, las ruedas se enterraban en el barro y había que sacarlas, la marcha se hizo más lenta, los arrieros iban más rápido, así que quedaron solos, pero en otra jornada llegarían, eso les daba fuerza contra la adversidad.
A media mañana un sol imponente fue secando la huella, y eso ayudó a que avanzaran más rápido. La lluvia había aumentado el caudal del arroyo, al llegar había que cruzar por el vado y no era fácil, una a una lentamente, las carretas fueron cruzando, a su turno Juan estaba muy nervioso, la corriente era importante, don Hipólito se paró en la otra orilla para decirle como debía encarar el cruce y por donde, así a pesar de sus miedos pudo hacerlo. Tras un descanso reanudaron la marcha, esa noche el cansancio era grande, así que Juan no pudo ver esa estrella brillante que titilaba más que las otras, como cuidándolo.

Al llegar la mañana no fue preciso despertarlo, estaba eufórico, sabía que ese día llegarían. Ya no iban por un pedregal, era una huella que hacia más suave la marcha.
Un jinete les salió al encuentro, lo enviaban para saber por donde andaban, los anotició que un vaquillona a la estaca los iba a estar esperando, los gritos fueron de alegría, el sancocho que noche a noche comían no era lo que dice un manjar, solo servía para mitigar el hambre, en esas soledades no se podía pedir más, el caldo servia para ablandar la galleta.
Ya pasado el mediodía se divisó el caserío, ¡Santa Rosa por fin!, ya no sentía cansancio, sólo ansiaba llegar, quizás esa noche durmiera en un catre, ¡si lo viera la Palmira!…

Entraron por el este, el pueblo era grande, la gente del lugar los saludaba, dos carretas quedarían frente a la plaza, en un almacén de ramos generales, el resto debía seguir hasta el otro lado, Juan se regodeaba con las chinitas que lo miraban y hacían guiños, era el único joven y encima forastero.
 Al paso cansino de los bueyes llegaron por fin, sólo quedaba  descargar, pero eso sería recién mañana, ahora lavarse un poco y disfrutar el asado, bien ganado lo tenían, en dos días estarían regresando.
Esa noche la estrella brilló como nunca…

La cabaña


Caminó por ese sendero angosto, bordeado de árboles, la nieve lo cubría, el frío era intenso y la soledad lo atrapaba. A lo lejos divisó la cabaña, apuró el paso, pues ansiaba llegar, solo pensaba en tomar algo caliente. Encendió los leños del hogar. El chisporroteo lo mantuvo entretenido un largo rato, un humeante café lo volvió a la vida. Ya comenzaba a oscurecer. La noche iba a ser larga, el trepidar de las llamas trajo recuerdos que añoraba, aquella cena, la lluvia detrás del cristal, ella con sus ojos color miel, su sonrisa seductora augurando en lo que vendría después.( El deseaba lo mismo ).
La caminata por la costa, bajo una tenue llovizna, colgada de su brazo, riendo sin cesar. Cuantos momentos que quisiera volver a vivir.
Ya era tarde, así que decidió acostarse, alimentó con leños el hogar, para que durase toda la noche y arropado con las mantas añoró tenerla a su lado, sentir la suavidad de su piel, su voz murmurando un “te quiero”. Poco a poco lo fue ganando el sueño, hasta que la claridad del amanecer lo despertó.

Un buen café y unas tostadas, fueron el desayuno, lentamente fue transcurriendo la mañana, absorto en los quehaceres no se percató que alguien se acercaba, dos golpes suaves en la puerta lo sobresaltaron. Al abrir, aterida de frío estaba ella, se sorprendió, no la esperaba, con su sonrisa le dijo;
- “He vuelto”, “te extrañaba”, con un nudo en la garganta que le impedía articular palabra. La invito a pasar, y ella se colgó de su cuello en un beso sin final. ¡Que extraño! Comenzó a salir el sol, el cielo plomizo dio paso a una mañana diáfana, sus ojos chisporroteaban más que la leña.
-¡Vamos!, Te hago un café, (le dijo) ¡estás helada!, ella se arrimó al fuego para calentarse.
 Mientras tomaba su café y le contaba su viaje, no podía dejar de mirarla. ¿Dios, pudo escuchar su deseo? (Pensó). Por fin la tenía a su lado.
-¡Ey!, ¿no me escuchas?, ¿en que te quedaste pensando?, (dijo sonriendo). El, como un adolescente sorprendido, no atinó a responder, eso a ella la divertía, corrió hacia el y nuevamente se colgó de su cuello. Pudo sentir su calor, juguetona le mordió la oreja, el la apretó fuerte a su cuerpo, y en un diálogo de miradas supieron qué deseaban, y allí sobre el lecho sobraban las palabras. La tarde se iba yendo muy lenta.
Cocinar nunca había sido tan gratificante, su risa, sus mohines, le divertía cantar temas con letras acordes a la ocasión, su alegría lo contagió. Habían pasado seis largos meses desde el día que decidió viajar, recuerda ese largo beso, que no quería que acabara. El silbato del tren anunciando su partida. Se quedó en el andén hasta que el mismo se perdió a lo lejos, y después, la nada, no quería llorar, pero el pecho oprimido, un nudo en la garganta, los ojos húmedos, el sentimiento de abandono y el no saber cuándo la volvería a ver, eran muy fuertes.
No quiso quedarse en la villa, prefirió recluirse en la cabaña, allí no existían recuerdos de ella. Fueron días duros, más de una noche se quebró, no podía dejar de extrañarla, cuantas veces entrecerrando los ojos, la sentía a su lado y así lo sorprendía la madrugada. Pensándola. Poco a poco se fue atemperando su dolor, pero siempre surgía su recuerdo.
Ahora está allí, su gesto le causa gracia. Lo provoca, finge tener calor, quitándose lentamente la blusa, pero está acurrucada junto al hogar. Al estar lista la comida, la invita a la mesa, burlona se arrima y se sienta en su falda, dice que es una nena. A el le  gusta ese juego.
Tras el almuerzo o cena, (a esa hora ya no se sabía que era) se acurrucaron en el sillón, entre mimos se enteró de su vida durante ese tiempo. Viajó, conoció lugares, gente. Hasta tuvo una aventura, ¿Qué podría decirle él? Siempre fue libre, hay momentos que su juventud y la madurez de él, se contraponen, pero aún así se sienten atrapados. Antes de conocerse, el tenia una vida muy diferente, pero al llegar ella,  se adueñó de todo su ser, decidió seguirla, era un nuevo despertar, fue un tiempo de dicha plena. Pero un día ella sintió que debía marcharse, el no tenia argumentos para detenerla.
Es tarde y hace frío, se pega a su cuerpo buscando calor, el la abraza porque también desea el suyo. Acurrucados entre mimos, poco a poco se enciende la pasión. Esta noche también es larga pero no sienten frío.
Los sorprende la mañana abrazados. El tiempo se detuvo

martes, 24 de abril de 2012

La aguada


La vida te da sorpresas.
Mi trabajo me llevó a aquel campo, había que reparar una aguada, se encontraba lejos de la casa, al lado de un molino. Era un trabajo ingrato, sacar barro con una carretilla, eso llevaba varios días. Luego apisonar estando la tierra seca y dura, para terminar con una capa impermeable de ladrillos y cemento.
Me encontraba sólo, mis hijos solamente me ayudaban el fin de semana, ya que era época escolar. Cierta vez, sería media mañana y a pesar de esas soledades, las necesidades fisiológicas se manifiestan. Evalué la circunstancia, y noté que si venia alguien desde la casa podía verlo a unos mil quinientos metros antes de doblar hacia donde me encontraba.
Lo más probable era que fuera la esposa del encargado en su viejo Rastrojero, lo que me daba tiempo suficiente para “apurarme”.
Desde donde me ubiqué tenia vista de los cuatro puntos cardinales. Hacia el norte, el terreno del vecino que se prolongaba a varios miles de metros. Hacia el sur la vista me llevaba a una distancia apreciable, al oeste corrales con cuernos largos, los que habían llegado hace unos días y por lo tanto no eran nada mansos. El cebú al igual que todo ganado bovino es muy curioso, y se la pasan desde la tranquera mirándome.
Con la seguridad de que nadie podía sorprenderme me dispuse a darle libertad a mis intestinos. Aproveche unos arbustos que me ocultaban al estar agachado de la vista del camino.
¡Cuanto placer!, en aquella soledad, nadie podía interrumpirme, y así me encontraba cuando escuche el sonido del motor. Desde el camino no venia nadie, desde la casa tampoco, los animales se encontraban tranquilos lo que era evidente que nadie venia de ese lado. El sonido del motor estaba cada vez mas cerca y mi vista no descubría nada.
Levanté la cabeza y entonces lo vi. Volando a baja altura, un helicóptero con dos personas a bordo, creo que uno de ellos señalaba en mi dirección, pasaron muy despacio y hasta me saludaron.