Hola Santiago, hoy te
miro a través de tu ventana, ha pasado el tiempo, ¿que raro no? Me miras y
sonríes, no comprendes que te impulsa a ver en esa pequeña ave algo especial,
un pájaro que te mira interrogante, que parece dispuesto a cantarte sólo a ti.
No me reconoces. Claro,
he cambiado, dista mucho de aquella imagen que tenias, un muchacho de tu misma
edad, bullanguero y silbador, que disfrutaba tu enojo cuando palmeaba con
demasiada fuerza tu espalda, haciéndote trastabillar.
Recuerdo tu dolor cuando
me despediste, mi esencia lo pudo sentir, tan larga amistad nos había unido
cual hermanos, y ahora así de repente debíamos separarnos. Todo fue muy rápido,
no pudimos despedirnos, llegaste corriendo con desesperación pero ya nada se
podía hacer, crispaste tus manos mirando el cielo y preguntando ¿Por qué?
Ha pasado algún tiempo
(Para ti por supuesto, yo ya soy atemporal)
¿Te agrada mi canto? Veo
que si, disfruto ver que te llega, que te alegra el día, pero tú sigues imbuido
en tu trabajo. Como te enojabas cuando te obligaba a dejarlo para compartir lindos
momentos, luego por supuesto se te pasaba, te complacía aquellos minutos o
quizás horas de ocio.
Aquellos encuentros de
fútbol, siempre discutiendo, tu carácter siempre imponía una reyerta, y como
compinche me involucraba, terminábamos con una (o varias) buena cerveza y el
consabido comentario.
Cada tanto me miras, en
tu rostro noto que algo te perturba, buscas algo en mi, tu cerebro te indica
que soy algo especial para ti, pero no puedes descifrarlo, eso te distrae de tu
trabajo, y no parece molestarte.
Cada ves que giras tu
mirada hacia mi suelto mis trinos, sacudes la cabeza y alegre sigues en lo
tuyo. Ahora te paras y te acercas a la ventana, me miras extrañado, porque aún
permanezco allí, casi al alcance de tu mano. Que extraña vivencia, a pesar de
lo ocurrido seguimos juntos, casi puedo adivinar lo que piensas, esas dos
pequeñas gotas que brotan de tus ojos me lo dicen.
Si amigo, soy yo, no te
equivocas.
¿Recuerdas cuando ansiaba
volar? Que ilusionado estaba, mi
obsesión eran los pájaros, admiraba su vuelo, tan libres, y mírame ahora…
¡Puedo volaaaaaaaaar!
Me voy amigo, pero cada
mañana volveré a tu ventana. Seguiremos juntos.
¡Volveré Santiago!
Cada día ¡Volveré!....
que bello moli, es la esperanza de que todo se transforma ,la vida continúa y se manifiesta de distintas formas
ResponderEliminarNecesitamos muchas vidas, revestirnos de múltiples cuerpos, nacer y morir y volver a nacer muchas veces para llegar al fin último de la perfección que es el que los dioses nos reservan. Esta ley de vidas sucesivas da la adecuada explicación a todas las desiguales manifestaciones de nuestra existencia.
Gracias Mery, no entendí lo que pusiste pero me gusto.
ResponderEliminarUn abrazo de oso.
Fue un olacer haberte encontrado
ResponderEliminarRealmente el placer fue mío.
EliminarGracias por la visita.
Un abrazo.
Una bella y emotiva historia. ¡Qué ser albergará nuestra alma! El protagonista de tu relato está claro que fue lo que quería ser.
ResponderEliminarTe dejo un beso.
Gracias Teresa, cada quien sueña con ser algo después de esta vida.
EliminarMi sueño es ser un fantasma y poder agarrar de los pies cuando duermen a mis amigos.
Un abrazo.
Una historia tocante, Moli, tal vez esta mañana esté un poco sensible, pero me llegó más de lo que habría imaginado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
HD
son momentos en que nos sentamos a escribir y salen estas historias.
EliminarGracias por tu visita.
Un abrazo.
Luis:
ResponderEliminarMuy bella referencia a "Alas de libertad", donde Birdie se torna pájaro al fin.
Está muy bueno y es emocionante el reencuentro.
Un abrazo.
Gracias Arturo.
EliminarUn abrazo.
Bonito monólogo. Me pongo en contacto por correo. Gracias por enviarlo.
ResponderEliminarSalu2.
Javier.
Gracias por tu visita Javier.
EliminarUn abrazo.