No recuerdo como sucedió,
pero creo que fue en el momento en que apareció aquella bola de fuego en el
cielo, era media tarde, todos alzaron la vista siguiendo la estela que dejaba a
su paso. Venía perdiendo altura, y fue a caer a orillas del pueblo, por lo que
no ocasiono ningún problema, solo una explosión que espanto a muchos animales y
asusto al poblado.
Todos salieron de prisa
hacia el lugar de la caída, entre el humo y la polvareda lograron divisar a esa
esfera brillante no tan grande, que se encontraba en perfecta condición.
Un curioso se arrimo
hasta ella.
- ¡Cuidado que esta
caliente!, (grito alguien)
-Parece que esta
fría, (respondió el curioso) queriendo
tocarla.
-¡Cuidado que puede tener
radioactividad! (Dijo otro)
El curioso arrimo el oído
y gritó; – No, no se oye nada, no tiene radio.
Comenzó a golpearla, para
ver si era hueca, y de pronto…
Se escucho un zipppp…. Y
luego un silbido agudo y profundo, la esfera comenzó a abrirse cual una naranja
en gajos, un fulgor amarillento los encandilo, y luego pudieron ver en su
interior una masa informe de color grisáceo, que comenzó a palpitar y de a poco
comenzó a crecer.
Nadie podía creer lo que
veía, una extraña figura comenzó a formarse, primero fue una especie de cabeza
en forma de pera invertida, con dos ojos negros que parecían no tener vida, a
cada lado dos pequeños círculos cual orejas diminutas y sobre ella una especie
de antena.
El cuerpo era
desproporcionado, y comenzaron a ver dos largos y finos brazos, (Al menos eso
parecía) con dos dedos con forma de sopapa en cada uno. Ya la altura era
impresionante, la extraña criatura comenzó a moverse sobre lo que parecían
pequeños tentáculos, todos miraban absortos, un perro se arrimó a ladrar muy
cerca, el monstruo se detuvo y de su mano surgió un rayo violáceo que achicharro al animal, entonces todos
huyeron despavoridos.
-Llamen a la policía,
(gritó alguien) mientras todos corrían buscando refugio.
Al llegar, los policías
ayudados por algunos civiles se enfrentaron a la criatura, la que los ignoró
dado que nada podían hacerle, las balas le rebotaban en el cuerpo, ante la
desesperación dieron aviso al ejército que acudió con armas pesadas, las que
atacaron sin éxito, el monstruo que con un potente rayo que brotó de sus dedos,
achicharró a los tanques de última generación, entonces cundió el pánico.
Una escuadrilla de
cazabombarderos lo atacó con misiles los que enfurecieron aun más a la bestia.
Uno de ellos pagó cara la osadía, y terminó cayendo envuelto en llamas, el
piloto por suerte pudo eyectarse y salvó su vida.
Una mujer señalando al
cielo donde una estela se acercaba suspiró aliviada y todos gritaron al
unísono; ¡SUPERMAN!, el hombre de acero se enfrentó al alienígena que por toda
respuesta emitió un rayo verde que casi lo aniquila, con Superman derrotado ya
nada quedaba por hacer.
Ante la desazón de todos,
el monstruo siguió su camino rumbo al pueblo, destrozando todo a su paso.
Toribio había comprado
una vieja carretilla, la llevaba para su rancho cuando se cruzó con el monstruo
y este la volatilizó con su rayo. Presa de la ira, el hombre sacó su cuchillo
caronero y se enfrentó decidido a hacerle pagar caro su osadía, pero el
alienígena parecía tener una fuerza de imán, que arrebató el arma de las manos
de Toribio. Hombre acostumbrado a no ceder jamás al verse desarmado no se
amilanó, se quito una alpargata, y se dirigió al la bestia, la alpargata ya
tenia un largo tiempo de uso, y estaba impregnada del aroma de los chiqueros ya
que Toribio criaba lechones, alzó su brazo armado con esta, flameando los
flecos de la suela al aire, ¡Y sucedió!
La bestia se detuvo,
Toribio no, se le fue encima mientras ella trataba de huir, pero al parecer no
tenia capacidad para retroceder con rapidez, fue entonces que Toribio se le
hecho encima, castigándola sin piedad, un golpe certero en la cabeza fue
mortal, esta comenzó a desinflarse hasta quedar reducida a una masa informe de
color amarronado, Toribio enardecido gritaba en guaraní, y todos lo vivaban, en
su brazo derecho en alto aun flameaba la alpargata, y desde lejos se apreciaba
su aroma.
Todos se acercaron a
felicitarlo, Superman le dio un caluroso abrazo, las autoridades lo saludaban,
era “El héroe”, Toribio mostraba orgulloso su alpargata, las cámaras de
televisión llevaron su imagen a todo el mundo.
Los brindis se
multiplicaban y ya había perdido la cuenta de la cantidad de copas, por lo que
profiriendo un grito de triunfo dijo:
-Ningún motrú me va a venir a llevar por delante, ¡Carajo! Y sacudió con
violencia la alpargata contra el piso, que sonó como una explosión que me
despertó. Un rayo de sol se reflejaba en la pared, miré el reloj, se estaba
haciendo tarde, no quedaba mas remedio que levantarse e ir a trabajar.
Al salir con el sol de frente creí ver una bola de fuego muy alto en el
cielo, pero creo que solo fue mi imaginación.